Soy fisioterapeuta gracias a mi hermana mayor.
De adolescente estaba convencida que iba a estudiar una carrera en la que podía aplicar los 4 idiomas que hablo (turismo, traducción) y nació mi sobrina con un problema en uno de sus pies por cual mi hermana tuvo que llevarla a rehabilitación. Un día mi hermana me comentó que podría imaginarse ésta profesión para mi. Como no sabía lo que era el trabajo de fisioterapeuta me decidí hacer unas prácticas de observación en una clínica de fisioterapia en la ciudad más cercana.
No fue una clínica con grandes recursos pero sin duda con grandes profesionales que me hicieron cambiar de idea. Ya si quería ser fisioterapeuta.
Empezada la formación en Frankfurt acudimos a las primeras prácticas en el hospital y una de mis primeras paradas fue la neurología y allí la zona de cuidados intensivos.
Una experiencia impactante que sinceramente me asustó en éste momento y justo después de estas primeras experiencias viene mi profesor y me dice que yo seguro iba a terminar trabajando con pacientes neurológicos. Ya os podéis imaginar mi sorpresa y me acuerdo muy bien que le contesté : "No se yo....en la fisioterapia hay tantos campos, dudo que me vaya a dedicar justo a ésto."
Pues al final tuvo razón, pasaron los años y me empezó a gustar tanto que le pedí a este profesor una carta de recomendación para mi primera entrevista en un hospital de rehabilitación neurológica, dónde gracias a ésta carta conseguí trabajar durante más de un año, aprendiendo muchísimo y amando cada día más mi trabajo.
Como era sólo un contrato temporal tenía que buscarme la vida encontrando un nuevo empleo. Tras buscar y echar muchos CVs encontré un puesto en un centro de fisioterapia bastante grande con 9 fisioterapeutas y 3 recepcionistas y un gimnasio integrado. Enseguida tenía que atender pacientes y clientes en el gimnasio y combinar los tratamientos con ejercicio físico que hasta hoy sigue siendo mi filosofía de trabajo tras haber visto la cantidad de buenos resultados en todos estos años de trabajo.
Durante éste tiempo añadí distintas formaciones que me ayudaban a mejorar mis atenciones a los pacientes y nunca dejé de trabajar con mis pacientes neurológicos que en éste centro fueron atendidos en exclusiva por mi.
Pasado más de 4 años en éste centro me decidí probar suerte en España y la suerte estaba de mi parte, al llegar al Puerto en mayo del 2011 quedaba un puesto disponible en una clínica de fisioterapia dónde trabajaba encantada durante 3 años.
Pero las ganas de crecer y poder trabajar como me gustaba, fusionando el entrenamiento terapéutico en gimnasio con sesiones de fisioterapia, me hicieron tomar la decisión de buscar un local que se adapta a mis necesidades y allí estoy, viviendo mi sueño de una clínica de fisioterapia que une las terapias manuales con la actividad física.